La subida de precios en Europa está llevando a las empresas a aumentar los costes de producción para no perder cuota de mercado y hacer frente al actual contexto económico provocado, en gran parte, por la invasión rusa en Ucrania.
Esto ha llevado a una situación conocida como cheapinflation o inflación barata que no es otra cosa que la sustitución de ingredientes de menor coste en los alimentos. En otras palabras, Europa renuncia a la calidad en los alimentos para vender más barato. Es decir, los productores renucinan a los leneficios de comprar alimentos locales.
A continuación, te contamos la relación entre la calidad y el comercio local.
Europa renuncia a la calidad en los alimentos para vender más barato: ¿Por qué?
Esta práctica conocida como cheapinflation, cheapflación o inflación barata es legal siempre que se informe de ella. Se refiere a cambiar productos o materias primas caras por otras más económicas para hacer un producto y así ahorrar en el precio final.
Por ejemplo, se pasa a hacer salmorejo con tomates de menor calidad o más baratos o usar aceite de oliva normal en vez de AOVE. Otro ejemplo es la mayonesa, para hacer esta salsa se usa aceite de soja en vez de aceite de girasol.
Estos trucos y artimañas son usadas por algunas empresas para ahorrar costes.
Lo curioso es que se trata de una práctica legal y que no está mal vista por Europa. De hecho, la aprueba siempre que se cumplan ciertos requisitos; uno de ellos es avisar al consumidor en el etiquetado.
Para que las compañías de alimentación puedan realizar la cheapinflation, cheapflación se deben cumplir los siguientes aspectos:
- Los alimentos sólidos pueden presentarse en un líquido de cobertura.
- La información nutricional deberá dejar claro que se refiere a productos escurridos o a productos en su totalidad.
- Informar al consumidor del proceso de sustitución de algún ingrediente o componente presente en el Anexo VI del Reglamento 1169/2011 que indica lo siguiente:
“debe haber una indicación clara del componente o ingrediente que ha sido utilizado en esa sustitución parcial o total en una etiqueta muy cerca de la denominación del producto, o utilizando un tamaño con una altura de la x correspondiente al menos al 75 % de la altura de la x de la denominación del producto y no inferior al tamaño mínimo requerido en el artículo 13, apartado 2, del presente Reglamento”.
Otra forma de aplicar esta práctica legal es poner menos producto del normal en los envases conservando el mismo precio. ¿Acaso no te ha ocurrido en algunas bolsas de patatas fritas tener menos cantidad de lo normal? Eso es otro claro ejemplo de cheapflación o inflación barata.
¿Qué podemos hacer como consumidores para evitar esta práctica?
A veces se nos olvida el poder que tenemos los consumidores a la hora de que las marcas nos hagan caso. Por este motivo debemos protestar cuando lo consideremos injusto y poco ético.
Por otro lado, debemos leer el etiquetado y fijarnos más en los productos que compremos. En especial, si es la primera vez que compramos un determinado producto o lo hacemos en un lugar que desconocemos.
La obligación y costumbre de leer el etiquetado es tan importante ya que hasta el 85 por ciento de la gente que compra asegura que su decisión final de compra se basa en la lectura del etiquetado.
Y es que las etiquetas son una fuente útil de información e instrucciones detalladas como la composición, los ingredientes, el número de calorías y otros detalles que hacen que los consumidores elijamos un producto en base a otro.
Las etiquetas alimentarias son útiles por los siguientes motivos:
- Nos indica si un alimento tiene o no un aditivo o un alérgeno que nos pueda provocar alguna indigestión u alergia.
- Un buen etiquetado ayuda a proteger la salud y la seguridad pública al mostrar advertencias de uso.
- Aconseja el buen uso de un producto, así como su conservación y modo de preparación al indicar su composición, peso y tamaño.
- Indica los datos de producción y del fabricante para ponerse en contacto con él en caso necesario.
- Nos permite elegir entre productos similares a la hora de elegir el que mejor nos convenga.
Por todos estos motivos, las etiquetas deben cumplir todos los requisitos establecidos por ley respecto al envasado y etiquetado.
El problema es que algunos productos alimentarios son sustituidos como sucedáneos tal y como está previsto en la ley anteriormente mencionada.
Debemos tener en cuenta que las empresas deben informar a los consumidores con etiquetados e información precisa, sin embargo, no todo el mundo se da cuenta del engaño.
¿Cómo hacer para evitarlo? Comprar localmente. A continuación, te contamos por qué.
Las ventajas y beneficios de comprar alimentos locales
La trazabilidad es el gran aliado de los consumidores ya que informa del origen de un alimento. El problema es que a veces el lugar de origen de un alimento es tan lejos que se produce en un lugar y se vende en otro.
Todo esto se evita con el comercio local. Los productores locales producen en el país de origen lo que conlleva muchas ventajas entre las que se encuentran las siguientes:
- Es un generador de empleo y crea riqueza en la zona. Ten en cuenta que los negocios locales no sólo pagan a sus empleados, sino que también gastan dinero en otros negocios locales. En otras palabras, ayuda a crear puestos de trabajo al invertir en tu comunidad tanto social como económicamente.
- Respetuosa con el medio ambiente. Muchos productores destacan por vender productos de calidad y sostenibles con el medio ambiente. Por ejemplo, la miel IGP de Galicia o de Indicación Geográfica Protegida debe cumplir ciertos parámetros de calidad y respetuosos con el medio ambiente. Una situación parecida ocurre con productos como el vino, el aceite o cualquier alimento de procedencia o cultivo ecológico.
- Mayor control de calidad. Piensa que comprar artículos nacionales y locales significa adquirir productos seguros y que pasan un control de calidad. Muchos de los productos que se venden en el comercio local deben cumplir una serie de normas regionales y nacionales muy restrictivas. Cuando se compran alimentos no frescos o procesados es más difícil controlar su calidad.
- Precio justo. El abastecimiento local reduce los costes de transporte asociados a los productos que se venden en el comercio local. Al necesitar menos combustible se reduce el consumo y redunda en el precio final que realiza el consumidor y en el medio ambiente ya que se emite menos gases de efecto invernadero. Por otro lado, es mucho más probable que los artículos locales sean frescos que los que se transportan a largas distancias.
- Networking y colaboraciones entre compañías. El comercio local es una excelente oportunidad para que empresas del mismo sector, pero que venden diferentes productos, tengan relaciones entre sí y establezcan contacto y colaboraciones.
Los productores y los beneficios de comprar alimentos locales
Y es que como podéis ver los beneficios de comprar alimentos locales son muchos y esperamos que os convenzan. Un claro ejemplo de todo lo anterior es nuestra empresa ClubDelicatessen, un lugar de unión entre proveedores, marcas y consumidores.
Además, mientras Europa apuesta por bajar la calidad para para vender más barato, nosotros apostamos por productos de calidad, a su justo precio. Ese es nuestro lema y garantía que nos compromete cada vez que vendemos un producto. Y es que los beneficios de comprar alimentos locales son más de los que parecen.
Esperamos que os haya gustado este artículo y os invitamos a conocer nuestros productos y proveedores en el siguiente enlace.