AOVE Karma premium Arbequina y Empeltre

Aunque sin todavía saberlo, hace más de dos décadas plantábamos la semilla de lo que hoy en día es Karma.

El esfuerzo de los inicios, la pasión por nuestra tierra, el trabajo de cada día y la emoción de ver que esa idea que pululaba por nuestra cabeza se va haciendo forma. Todo ello es Karma. Como lo es también la búsqueda constante de darle valor añadido a nuestras olivas, la mejora continua en los procesos para trasladar hasta el mismísimo campo a quien riega con Karma sus tostadas, el conseguir vivir de forma sostenible en el medio rural y el arraigo a las raíces.

Somos Carlos e Irema. Y nosotros somos Karma. Somos una parte, porque Karma también es Miguel y Manuela, nuestros hijos, nuestros padres, hermanas, hermanos y cuñados, familia, amigos… todos aportan algo y de todos aprendemos cada día.

Porque Karma no deja de ser un aprendizaje continuo desde sus inicios. Aprendí muchísimo de mi padre, antes de embarcarme en el que es el proyecto de mi vida: vivir de lo que la tierra nos ofrece. De forma autodidacta continuamos formándonos para conseguir mejorar la calidad de las olivas para obtener aceite de oliva virgen extra premium. Siempre buscando progresar y evolucionar. Siempre buscando mejorar.

Tenaz, luchador y persistente. Adjetivos con los que bien podríamos definir a nuestros olivos, empeltre y arbequina, y a nosotros mismos, porque no sé cuál de los dos ha enseñado más al otro. Ellos consiguieron salir adelante, contra todo pronóstico de los entendidos en estas lindes, en una tierra rojiza por la arcilla que la cubre, pedregosa y árida. Y nosotros seguimos buscando cómo ir un paso más allá, cómo convertirnos en productor de aceite de oliva del Bajo Aragón.

¿Por qué no conseguir cerrar el ciclo completo de la aceituna? Es una pregunta que cada día nos seguimos haciendo. Y en esa construcción de un proyecto oleico íntegro continuamos.